lunes, 1 de julio de 2019

EDUCACIÓN INCLUSIVA. EDUCACIÓN EMOCIONAL

HOY DÍA 1 DE JULIO DE 2019.

EMPIEZA NUESTRA NUEVA ETAPA.


EDUCACIÓN INCLUSIVA
La educación inclusiva es considerada como un proceso que toma en cuenta y responde a las diversas necesidades asociadas a la discapacidad, pero no exclusivamente a ellas. Esto implica que las escuelas deben reconocer y responder a la diversidad del alumnado atendiendo a las necesidades que los estudiantes sin distingo de raza, fe o condición social y cultural.
Asimismo, uno de los principios básicos de la educación inclusiva es aquel que menciona que cada niño/a tiene características, intereses y capacidades de aprendizaje diferentes, por lo tanto se involucran ciertos cambios y modificaciones en contenidos y estrategias los cuales logran la inclusión y cumplen el propósito de educar a todos respondiendo a esta gama de necesidades educativas.1
Aunque el concepto de educación inclusiva puede asociarse a una respuesta educativa que integre en las escuelas comunes a los niños y niñas con capacidades especiales; el término es más amplio, y hace referencia a una transformación progresiva de los sistemas educativos, orientada a que los mismos provean una educación de calidad a todas las personas por igual y adaptada a la referencia. De igual manera, este método que busca la forma de transformar a los sistemas educativos y que estos respondan a las diversas necesidades de los estudiantes tiene mucho que ver con la eliminación de barreras en el aprendizaje escolar, y la búsqueda de participación de todas las personas que se encuentran vulnerables ante la exclusión.2
Existen diversos derechos fundamentales los cuales son vitales para el desarrollo y se encuentran dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio; uno de estos este es la educación. Una educación de calidad es un factor clave para mejorar el nivel de vida y la salud de las personas marginadas socialmente. Existen diversos derechos fundamentales, vitales para el desarrollo y se encuentran dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio; uno de estos este es la educación. Una educación de buena calidad es un factor clave para mejorar el nivel de vida y la salud de los marginados.

EDUCACIÓN EMOCIONAL
La educación emocional​educación sentimental es “el proceso de enseñanza de las habilidades emocionales mediante el acompañamiento y apuntalamiento de la persona en el ejercicio y perfeccionamiento de las mismas.” (Lucas J. J. Malaisi).
“La educación emocional es una forma de prevención primaria inespecífica. Entendemos como tal a la adquisición de competencias que se pueden aplicar a una multiplicidad de situaciones, tales como la prevención de consumo de drogas, prevención del estrés, ansiedad, depresión, violencia, etc.” (Bisquerra, 2005, p. 97).
Es importante que la escuela ofrezca una educación emocional, pues otorga herramientas para la resolución de problemas cotidianos, y por tanto, proporciona bienestar. Realizar talleres o actividades donde se aprenda a conocer las propias emociones y las de los demás, va a favorecer desarrollar competencias emocionales: 
Conciencia emocional, regulación emocional, autogestión, inteligencia interpersonal, habilidades de vida y  bienestar.
Conviene distinguir entre inteligencia emocionalcompetencias emocionales y educación emocional.
  • Inteligencia emocional3​es la capacidad para identificar las propias emociones y las de los otros, usarlas para facilitar el pensamiento, comprender la complejidad de las emociones y regularlas de manera apropiada. Según esta definición, la inteligencia emocional es una construcción hipotética de la psicología que complementa la inteligencia, en sentido clásico, y la personalidad. Hay diferentes modelos de inteligencia emocional,4​ cosa que ha originado un debate entre los defensores de cada modelo y sus detractores. Nosotros nos referiremos a las aplicaciones prácticas que se derivan de este debate, que son las competencias emocionales.
  • Las competencias emocionales son la capacidad para gestionar de manera adecuada un conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y regular apropiadamente los fenómenos emocionales y afectivos. Un análisis más detallado de las competencias emocionales permite identificar la conciencia emocional, la regulación emocional, la autonomía emocional, la sociabilidad y las habilidades de vida para el bienestar (Bisquerra, 2009).
  • La educación emocional es, pues, ‘el proceso educativo que tiene como objetivo el desarrollo de competencias emocionales. Es un proceso que se inicia desde la primera infancia y está presente a lo largo de toda la vida’. La fundamentación teórica de la educación emocional no se limita a la inteligencia emocional, sino que toma en consideración otras referentes como por ejemplo las aportaciones de la neurociéncia, la tradición de las competencias sociales, la autoestima, las investigaciones sobre el bienestar y la psicología positiva, etc. Se trata de un marco teórico amplio e integrador que fundamenta una propuesta de innovación educativa (Bisquerra y Pérez, 2007; Bisquerra, 2000). Cuando hablamos de educación no nos referimos a la escolarización, sino a la educación a la familia, a la sociedad, a los medios de comunicación, etc.
Es un proceso porque implica un tiempo (toda la vida, y no un día) y por otro lado, cambios, que son progresivos en la adquisición de dichas habilidades. Es una enseñanza, dado que se basa en la transmisión de conocimientos y la corrección de lo erróneo (comportamientos agresivos, impulsivos o desadaptatívos en general).
Por habilidades emocionales se entienden los cinco ejes1​ constitutivos de la inteligencia emocional:
  • Conocimiento de sí mismo: Es la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece. Requiere estar atentos a nuestros estados de ánimo y reacciones (pensamiento, respuestas fisiológicas, conductas manifiestas...) y relacionarlas con los estímulos que las provocan. La expresión voluntaria de diferentes emociones, su dramatización, es una forma de aprenderlas.
  • Autorregulación emocional: Cuando tenemos conciencia de nuestras emociones tenemos que aprender a controlarlas. No se trata de reprimirlas, ya que tienen una función, sino de equilibrarlas. No tenemos que controlar que no aparezcan, sino controlar el tiempo que estamos bajo su dominio. La capacidad de tranquilizarse uno mismo es una habilidad vital fundamental y se adquiere como resultado de la acción mediadora de los demás.
  • Empatía: Es la experimentación del estado emocional de otra persona; la capacidad de captar los estados emocionales de los demás y reaccionar de forma apropiada socialmente. Tiene dos componentes: el afectivo y el cognitivo. El componente afectivo puede ser suficiente, los niños pequeños son un ejemplo de ello. En cambio, el cognitivo únicamente no es suficiente. Los psicópatas (trastorno de personalidad antisocial), los maltratadores, pueden saber cognitivamente que su víctima sufre, pero pueden continuar haciéndole daño porque son incapaces de sentir el dolor que le producen, no hay emoción.
  • Motivación: Es la fuerza del optimismo, imprescindible para conseguir metas importantes. Está relacionada con diversos conceptos psicológicos como el control de impulsos (capacidad de resistencia a la frustración, de aplazar la gratificación), la inhibición de pensamientos negativos (para afrontar con éxito retos vitales), el estilo atribucional de éxito y fracaso, la autoestima (expectativas de autoeficacia)...
  • Habilidades sociales: Son un conjunto de conductas aprendidas de forma natural (y que por tanto pueden ser enseñadas), que se manifiestan en situaciones interpersonales, socialmente aceptadas (ello implica tener en cuenta normas sociales y normas legales del contexto sociocultural en el que se actúa, así como criterios morales), y orientadas a la obtención de reforzamientos ambientales (refuerzos sociales) o auto-refuerzos

TOMADO 

Publicado Fulgencio Valera Jiménez