Propuesta
por Simon Baron-Cohen, la teoría del cerebro masculino extremo sostiene
que existen diferencias entre los cerebros masculinos y femeninos. Los
hombres son buenos para sistematizar, pero malos para empatizar. El
cerebro de un autista sería, entonces, un caso de cerebro masculino
llevado al extremo. Esto también explicaría la diferencia de incidencia
de autismo que existe entre hombres y mujeres.
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